para cuando la oscuridad del mundo
nos toma la garganta.
Tú, yo, nosotros, ellos
y las almas despiertas
siempre fuimos la resistencia.
Siempre fuimos las piedras
acariciadas por la corriente
que capturaban en su piel
las hebras doradas del amanecer
para, en la profundidad de la noche
alzar ese brillo al cielo
dando a luz las estrellas.
Siempre fuimos la resistencia;
aquella cuyas arterias latían
con sangre argéntea.
Condenados a saber
que en la tierra que hoyamos
los caminos con alma
aún estar por trazar.
Siempre seremos la resistencia:
los bosques que habitan nuestros sueños
aún se acurrucan en las semillas de este desierto.
Somos nosotros quienes les damos agua,
regándolas con nuestra lengua viva,
conjurando en palabra imágen sonido,
con la pasión de un profeta,
los paisajes que otros apenas han intuido.
Somos la resistencia
los abridores de sendas
los que caminan los márgenes
y encuentran refugio en sus actos.
Y cuando por fin
nuestra alma se alce libre
(una vez más)
sonreiremos sabiendo que la plata de nuestras venas
ha empapado el común de los sueños
imprimiendo un nuevo y brillante rumbo
a aquello que seremos.
Autorretrato
Emulando a Silvia Grav
Emulando a Silvia Grav
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